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Todos llevamos en el corazón, un deseo de cosas grandes, de belleza, de infinitud… en definitiva un deseo de eternidad, de perpetuidad. Ese deseo responde a lo más esencial, auténtico y genuino del hombre. Estamos creados para siempre, no somos un producto caprichoso y temporal, ni hemos sido lanzados a este mundo simplemente para ir tirando. 

            “La escalera roja” de Fernando Pérez Hernando, es uno de esos cuentos que, en su lectura y en la sencillez de su ilustración, te invita a profundizar y reflexionar buscando algo más. Un simple pajarillo nos remite a nosotros mismos, animándonos a volar alto, y a no quedarnos anclados en nuestras propias seguridades. 

            Ya lo decía san Josemaría Escrivá: No tengas espíritu pueblerino. —Agranda tu corazón, hasta que sea universal, «católico». No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas.

            Ánimo, el cielo está preparado para ti. 

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